martes, 8 de octubre de 2013

Derecho autoral que no se honra

Es bueno seguir viendo el tema de los derechos autorales que no se pagan en innumerables casos, pero se cobran o pasa alguien que dice poseer los derechos de las canciones y melodías, y que después no les rinde cuentas a los autores. Tampoco nada se habla   de los derechos de los escritores, que también hay que honrar. Y eso, visto como un nudo más, demuestra  que  los derechos de los intelectuales están desprotegidos en relación con sus publicaciones. Los editores de libros y de material discográfico se desentienden porque es sabido que en este país a nadie le gusta pagar los impuestos con el argumento: '¿Por qué yo voy a ser el único?'.
Más allá de ese hecho, me mueve a escribir otra vez sobre el tema porque a eso yo le llamo insistir por si una puerta se abra.
La solución no es que cada autor salga a controlar la venta de sus libros, porque eso desgastaría su creatividad literaria o musical.
Cuando surgió el tema de los derechos de autor de Agustín Barrios, lo más natural que se me ocurrió decir es que era Autores Paraguayos Asociados el encargado de tal administración, pensando que esa entidad era estatal. Pero una tan amable como aclaratoria solicitada de Alcides Roa, titular del ente, indica que hay que ser socio para ello.
Ese error en que caí, ya que no es estatal, me hace pensar ahora que APA es, entonces, una sociedad privada, si no depende del Estado, siendo que yo imaginaba que en el Paraguay, después de cumplido lo que prescribe la ley en cuanto prescripción, el país es el heredero natural de los derechos autorales universales de los fallecidos. Y es a quien hay que rendirle y exigirle una buena administración de esos bienes inmateriales que forman parte de nuestro acervo.
Pero obviamente eso no puedo reclamarle a APA, si es una sociedad anónima que recauda derechos autorales por orden de sus socios. No sería más que una eficiente administradora a la que los autores asociados delegan para que ellos "vayan a cobrar". Entonces esta agrupación no gubernamental no puede ser obligada a recaudar por aquellos que no son socios, pero resulta que sí lo hace. Todos los músicos, compositores y escritores tienen que anotarse, cuando tendría que ser algo automático cuando un material discográfico se publica, lo mismo un libro, se pasa a ser socio solo por ese hecho. Eso es natural como lo es que cuando uno nace en el país se le considera paraguayo automáticamente. En otras palabras, ¿no sería ridículo que un paraguayo no lo sea hasta que se anote como socio en una entidad llamada Paraguay? Por algo los derechos intelectuales están incluidos en los derechos humanos.

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