Indudablemente en Paraguay, el gran desafío sigue siendo institucionalizar el país y educar a su gente... sobre todo a aquella que accede a los cargos públicos.
El debate generado a raíz de la negativa de diputados, senadores y funcionarios del Congreso Nacional a difundir información tan básica como lo puede ser conocer la nómina de los empleados del Congreso y cuánto ganan es un ejemplo de lo que hablo.
No iba a referirme a este tema porque al principio creí erróneamente, debo reconocerlo que se trataba de una simple treta mediática, de las tantas a las que ya nos tienen acostumbrados ciertos diputados y senadores para que no nos enteremos de determinadas actividades suyas. Por ejemplo, que en realidad utilizan sus cargos para llevar a la función pública, o bien a toda su parentela y amigos, o bien a todas sus queridas y sus parientes.
Pero tras las reiteradas manifestaciones de los funcionarios del Congreso, a través de sus propias autoridades, y de notas firmadas por ellos mismos, se evidenció una situación más que preocupante y que debe, imperiosamente ser revertida: la más absoluta ignorancia de la naturaleza de sus funciones.
Es decir, independientemente del color partidario que poseen y del cargo que desempeñan en el Congreso, la mayoría, empezando por el propio presidente del Congreso, Julio César Velázquez, y su par de Diputados, han hecho gala de una supina ignorancia y falta de comprensión del rol que cumplen en la sociedad. Y a casi dos semanas de iniciada la polémica, persisten en su tozudez. "El interés particular prevalece por sobre el general", Juan Bartolomé Ancho Ramírez, diputado. "Tenemos derecho a la intimidad y a que no se sepa cuántos somos, y cuánto ganamos", documento firmado por funcionarios del Congreso.
Insisto, desconocen la naturaleza misma de sus funciones.No pueden ni deben invocar derechos que no les corresponde.
Parece que olvidaron que son funcionarios públicos y que la sociedad paraguaya tiene derecho no solo a saber cuántos son, y cuánto ganan, sino quiénes son los que en nombre de ella administran la cosa pública.
Es perentorio recordarles, y hasta advertirles, que las actividades que realizan las están haciendo en nombre del Estado y al servicio del Estado.
Y, lo que es más importante aún, que su remuneración sale del Presupuesto General de Gastos de la Nación.
Si todavía no lo entendieron, entonces no pueden seguir donde están.
Así de sencillo, así de simple.